Escape Room Cervantes en el Cmp
Seguro que desconocéis que Cervantes escribió sobre una cuarta salida de don Quijote. Esta salida se realizó por tierras cántabras pasando por Reinosa, Santander, Noja, Laredo y Castro. Cervantes quiso escribir sobre estas aventuras desde el propio escenario y se instaló durante un tiempo en nuestra ciudad. Fue amigo de nuestro escritor Antonio Hurtado de Mendoza (1586-1644) y ambos compartieron no solo oficio sino también aficiones y tardes de paseo por los montes de los alrededores. En uno de estos paseos subieron al monte Cueto para maravillarse de las vistas de nuestra ciudad y recoger fósiles en las ruinas romanas de las murallas que rodean a Cueto. Tuvieron suerte esta vez y encontraron varias monedas de oro y una estatuilla de bronce, tesoros muy codiciados por un grupo de pillos que moraban continuamente por los alrededores para ver que encontraban. Descubrieron a nuestros escritores mientras faenaban y antes de que les quitaran lo que habían encontrado, corrieron a esconderse ya que el grupo les superaba en 3 a 1 en número. Los escritores conocían muy bien la zona debido a sus continuas salidas y decidieron enterrar el tesoro encontrado junto con el manuscrito de la cuarta salida de Don Quijote para que no se lo arrebataran los malhechores. Ya vendrían más tarde a buscarlo. Lo enterraron en un bosque cercano, el Bosque de Valverde. Las cosas se les complicaron y no pudieron venir a por ello hasta al año siguiente. Buscaron el lugar pero con los nervios y las prisas no lo habían marcado ni tomado referencia alguna.
· Pasó el tiempo y cuatro siglos más tarde, en las cercanías del bosque de Valverde, se empezó a construir un colegio, el colegio Menéndez Pelayo. Durante su construcción, movieron piedras, tierra, árboles y de repente uno de los operarios encontró una bolsa de cuero vieja, muy sucia. La abrió y… ¡ahí estaban intactos el manuscrito y los tesoros romanos! No sabía qué hacer con ellos y se los dejó en custodia al bedel del centro, a Asier, el chico para todo, quien lo guardó a buen recaudo. Lo guardó tan bien que no se acuerda de donde y ahí es donde entramos nosotros. ¿Le ayudamos a encontrarlo? Pues bien entremos en la casa museo de Cervantes y encontremos las coordenadas del lugar donde se encuentra.